PRÓLOGO
La imagen islámica
acerca de Jesús está situada entre dos extremos. Los judíos, que rechazaron a
Jesús como profeta de Dios, le llamaron impostor. Por otra parte, los
cristianos le consideran como Hijo de Dios y le adoran como tal. El Islam
considera a Jesús como uno de los grandes profetas de Dios, y le respeta igual
que a Abraham, Moisés y Muhammad. Esto está en perfecta coherencia con el punto
de vista islámico acerca de la Unicidad de Dios, de Su divina guía y del papel
complementario de los subsiguientes mensajes de Sus Enviados. La esencia del
Islam, que es la sumisión a la voluntad de Dios, fue revelada a Adán, quien se
la transmitió a sus hijos. Todas las revelaciones posteriores a Noé, Abraham,
Moisés, Jesús y finalmente, Muhammad, estuvieron de acuerdo con dicho mensaje,
además de cierta elaboración para definir la relación entre el hombre y Dios,
el hombre y el hombre, el hombre y su entorno, con el fin de vivir de acuerdo
con las instrucciones de Dios. Por lo tanto, cualquier contradicción entre las
religiones reveladas se contempla en el Islam como un elemento provocado por el
hombre e introducido en estas religiones. La posición de Jesús, en las tres
religiones principales, Judaísmo, Cristianismo e Islam no debe ser en absoluto
una excepción.
Aunque el Corán no
presenta un relato detallado de la vida de Jesús, sin embargo destaca los
aspectos más importantes de su nacimiento, su misión, su ascensión al cielo, y
establece algunos criterios en relación con las creencias cristianas al
respecto. El Centro Islámico ofrece a sus estimados lectores esta pequeña
aportación, en su camino por constituir un verdadero diálogo entre todos los
creyentes.
INTRODUCCIÓN
La controversia
respecto a la personalidad de Jesús es la principal diferencia entre el Islam y
el Cristianismo. Esta diferencia es la que mantiene separados a los seguidores
de ambas religiones. Los musulmanes consideran a Jesús como un aran profeta de
Dios. Le aman y respetan del mismo modo que aman y respetan a Abraham, Moisés y
Muhammad. Por otra parte, los cristianos consideran a Jesús como Dios o hijo de
Dios, siendo éste un concepto ,que los musulmanes no pueden aceptar. El Islam
nos enseña que Jesús jamás se arrogó ese título. En realidad, aquellas doctrinas cardinales
del cristianismo que son rechazadas por el Islam se centran fundamentalmente
alrededor de la personalidad de Jesús. Se trata, específicamente, de los
siguientes conceptos:
1. La trinidad.
2. La divinidad de
Jesús.
3. La filiación divina
de Cristo.
4. El pecado original.
5. La expiación.
Obviamente, estos
dogmas son el resultado de la exaltación excesiva de Jesucristo, por encima de
lo que Dios quiere que sea. Estas diferencias que se centran en la personalidad
de Jesús han ensombrecido las numerosas similitudes entre el Cristianismo y el
Islam. Como son, por ejemplo, el sistema moral y el énfasis en los principios
humanos. Incluso han restado importancia a cuestiones esenciales que los
musulmanes asocian con la figura de Jesús tales como su nacimiento virginal, su
capacidad de hablar desde la cuna, de realizar milagros y también acerca de su
segunda venida al mundo.
Los dos siguientes
artículos tratan de exponer la imagen real de Jesús en el Islam, explicando el
por qué los cristianos se han desviado de sus enseñanzas originales. El primer
artículo indica también que numerosos eruditos y pensadores, que se encuentran
todavía dentro del redil del Cristianismo, están llegando gradualmente a un
acuerdo con los puntos de vista islámicos sobre Jesús, y en muchos casos sin siquiera
darse cuenta de ello. Esto se corresponde con mi convicción de que cuanto más
avancen los estudios científicos y bíblicos, tanto más se pondrán de acuerdo
con el Islam. Dicho de otra manera, la verdad islámica resulta más evidente
según transcurre el tiempo.
En el sagrado Corán,
Dios insiste sobre el particular en el siguiente versículo:
«Les enseñaremos
nuestros signos en los horizontes y en sus propias personas, hasta que se les
haga patente que el Corán es la verdad.» (41:51)
M. H. Al Johani
JESÚS EN EL ISLAM
MARÍA
La exposición del Corán
sobre Jesús comienza con la concepción de su madre, María. La mujer de Imran,
la madre de María, prometió dedicar a su hija al servicio de Dios en el templo.
Zacarías, que se hizo cargo más tarde de María, solía encontrar abundante comida
en la casa de ésta. Cuando le preguntaba cómo la obtenía, ella respondía
siempre que era de Dios. Los versículos del Corán dicen:
«Cuando la mujer de
Iimran dijo: "¡Señor!, te ofrezco un voto, lo que llevo en mi vientre
consagrado a tu exclusivo servicio. ¡Acéptalo! Tú eres Quien todo lo oye, Quien
todo lo sabe". Y cuando la dio a luz dijo: "¡Señor! Lo que he dado a
luz es una hembra ‑bien sabía Dios lo que había dado a luz‑, pero un varón no es lo mismo que una hembra. Le he puesto por nombre María,
y la pongo, con su descendencia, bajo tu protección contra el maldito Satán».
" Su Señor la acogió con mucho agrado, la hizo crecer con bondad y la
confió a Zacarías. Siempre que Zacarías iba a vería al templo encontraba algún
sustento junto a ella. "María". decía, "¿de dónde te viene
esto?" Decía ella: "De Dios. Dios provee sin límite a quien El
quiere. "» (3:35‑37.)
LA BUENA NUEVA Y EL
NACIMIENTO DE JESÚS
Cuando María creció y
se hizo mujer, el Espíritu Santo se le apareció en forma de hombre, trayéndole
noticias de un hijo. En el Sagrado Corán leemos el siguiente diálogo entre
María y uno de los ángeles:
«Y cuando uno de los ángeles dijo,
"¡María!, Dios te anuncia la buena nueva de una Palabra procedente de El,
cuyo nombre es el Mesías Jesús, hijo de María; que será muy honrado en este
mundo, y en el más allá será de los allegados a Dios. Hablará a la gente en la
cuna y cuando sea adulto, será de los justos.'' "¡Señor!" dijo María,
''¿cómo puedo tener un hijo si no me ha tocado ningún mortal?" 'Aun
así". dijo, "Dios crea lo que El quiere. Cuando decide algo,
simplemente dirá ¡sea', y será".» (3:45‑47.)
María se quedó encinta
con el niño milagrosamente y se retiró a un lugar distante donde esperó el
momento del parto. En un capítulo titulado «María», el Sagrado Corán nos relata
cómo se sintió María y qué fue lo que dijeron los judíos cuando trajo al niño a
casa:
«Se quedó encinta y se
retiró con él a un lugar distante. Y los dolores del parto la llevaron junto al
tronco de la palmera. Ella dijo: ¡OjAllah hubiera muerto y se me hubiera
olvidado completamente antes de esto. Pero él ‑por debajo de ella‑ le llamó: "!No te aflijas! Tu Señor ha puesto a tus pies
un arroyo. ¡Sacude hacia ti el tronco de la palmera, y ésta hará caer sobre ti dátiles frescos y
maduros! ¡Come, pues, bebe y sosegate! Y si vieras a algún mortal, dile: He
hecho voto de silencio al Misericordioso. No hablaré, pues, hoy con hombre
alguno. " Volvió con él a su gente llevándolo en brazos, y ellos dijeron:
"¡María!, seguramente has cometido algo sospechoso. ¡Hermana de Aarón!, tu
padre no era un hombre malvado, ni tu madre una ramera." Ella (María)
señaló al niño, pero ellos dijeron: %*¡Cómo vamos a hablar a uno que aún está
en la cuna, a un niño!? Dijo él: "Soy el siervo de Dios: Dios me ha dado
La Escritura y me ha hecho profeta. Me ha bendecido donde quiera que me
encuentre, y me ha ordenado hacer la oración y ofrecer el Zakat (1) mientras
viva. Que sea bondadoso con mi madre. No me ha hecho arrogante ni desgraciado.
La paz sea conmigo el día que nací, el día que muera y el día en que sea
resucitado a la vida". » (19:22‑21)
En el versículo
siguiente, después de la cita anterior,. Dios asegura a Muhammad y al mundo
entero que este relato es la pura y auténtica verdad sobre Jesús, aunque los
cristianos quizá no lo crean. Jesús no es el hijo de Dios. Obviamente sí fue el
hijo de María. Los versículos continúan:
«Este es Jesús, hijo de
María, éste es el verdadero relato, del cual ellos dudan. Es impropio de Dios
adoptar un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando El decide algo, El dice tan sólo
«Sea» y así será.» (19:34‑35.)
Después de este énfasis
acerca de la naturaleza de Jesús, Dios ordenó a Muhammad, para que invitara a
los cristianos, a un acuerdo justo: que todos adorasen a un solo Dios:
« Y Dios es mi Señor y
el vuestro. ¡Adoradle pues! Esta es la vía recta.» (19:36.)
El rechazo de la idea
de que Dios tenga un hijo se comenta más adelante en el mismo capítulo, con
palabras aún más firmes:
«Dicen: El
Misericordioso ha adoptado un Hijo. Ciertamente, habéis proferido una terrible
blasfemia. Los cielos casi se desgarren por ello, la tierra se abra, y las
montañas caigan demolidas porque ellos han atribuido al Misericordioso un hijo:
No procede que el Misericordioso tenga un hijo, y no hay nadie en los cielos ni
en la tierra que no venga al Misericordioso sino como Su siervo.» (19:88‑91)
El Corán reconoce el
hecho de que Jesús no tuvo padre humano, pero esto no le convierte ni en el
hijo de Dios ni en el mismo Dios. Siguiendo este criterio, Adán habría tenido
más derecho a ser el hijo de Dios porque no tuvo ni padre ni madre. Así el
Corán llama la atención sobre la creación milagrosa de ambos en el versículo
siguiente:
«Ante Dios, el ejemplo de Jesús es como el de
Adán, a quien creó de tierra y a quien dijo ¡Sé! y fue. » (3:59.)
El Sagrado Corán no
admite el concepto de la Trinidad, con la misma intensidad, con que rechazó la
filiación divina de Jesús. Esto es porque Dios es Uno. Esta es la esencia de
todas las revelaciones monoteístas. Por lógica y por simple aritmética, tres no
es igual a uno. El Corán se dirige a los cristianos en los siguientes
versículos, en el capítulo titulado «Las mujeres».
«¡Gente del libro! No
exageréis en vuestra religión ni digáis sobre Dios sino la verdad. El Mesías,
Jesús, Hijo de María, es solamente el Enviado de Dios y Su Palabra, que
comunicó a María, un espíritu que procede de El. ¡Creed, pues, en Dios y en Sus
Enviados! No digáis Tres No lo hagáis, será mejor para vosotros. Dios es Uno y
Único. ¡Loado sea! ¿Tendrá un hijo cuando El posee todo lo que hay en los
cielos y en la tierra? ¡Dios se basta como garante!»
«Ni el Mesías se
desdeñará en ser un siervo de Dios, ni los ángeles más allegados a El. Pero,
aquellos que desdeñen servirle a El y, se vuelvan soberbios, les congregará
hacia Sí »
«En cuanto a los
creyentes que obran el bien, El les recompensará plenamente y aún más de Sus
dones. Pero a quienes desdeñan adorarle, y se vuelven altivos, les inflingirá
un castigo doloroso. Aparte de Dios no encontrarán para sí ningún amigo ni
auxiliar.» (4:171‑171)
Los versículos
continúan llamando nuestra atención y la de todo ‑el mundo sobre las
pruebas que trajo Muhammad. Dios sabe que la gente, con frecuencia, hereda
ciertas ideas o creencias, incluyendo errores o falsas interpretaciones de las
generaciones anteriores. A veces, las masas no tienen el modo idóneo de
descubrir esos errores por sí mismas. Por ello Dios presenta el Corán como una
prueba irrefutable. Dice: «¡Humanos! Os ha venido ya una prueba evidente de
vuestro Señor; os hemos hecho descender una luz manifiesta. En cuanto a
aquellos que creyeron en Dios y se aferraron a El, les acogerá en Su
Misericordia y les guiará hacia El por una senda recta. » (4:174‑175.)
La negación de la
divinidad de Jesús (y, por tanto, de la divinidad de María) se presenta en el
Corán como tema de diálogo en el Día del Juicio, entre Dios Todopoderoso y
Jesús. Todos los profetas y las naciones se reunirán ante Dios, y El preguntará
a los profetas cómo fueron recibidos por su gente y qué es lo que les dijeron.
Entre los que van a ser interrogados. estará Jesús:
« Y cuando Dios dijo:
‘‘¡Oh Jesús, hijo de María!" ¿Eres tú quien ha dicho a la gente
"Tomadnos a mí y a mi madre como dioses además de Dios? " El dijo: %
Gloria a Ti! Yo no puedo decir algo a lo que no tengo derecho a decir. Si lo
hubiera dicho, Tú lo habrías sabido. Tú sabes lo que hay en mí, pero yo no sé lo
que hay en Ti, Tú conoces absolutamente las cosas ocultas. No les he dicho más
lo que Tú me has ordenado: ¡Adorad a Dios, mi Señor y vuestro Señor! Y fui
testigo de ellos mientras estuve entre ellos; pero cuando me llevaste junto a
Ti, Tú fuiste Quien les vigiló; Tú eres el testigo de todo. Si les castigas,
ellos son Tus siervos; si les perdonas Tú eres el Todopoderoso, el
Omnisciente''. Dios dijo: "Este es un día en que los veraces se beneficien
por su sinceridad. Tendrán jardines por cuyos bajos fluyen ríos, donde estarán
eternamente, para siempre. Dios está complacido de ellos y ellos satisfechos de
El; ¡Ese es el gran éxito!» (5:116-119.)
(1) Zakat: Contribución
social.
JESÚS ASCENDIÓ A LOS
CIELOS
Es una realidad triste
de la historia el que no fueran muchos los que siguieran «la senda recta» a la
cual Jesús invitó a la gente. Fue seguido por unos pocos discípulos que fueron
inspirados por Dios para ayudarle. Pero no sólo esto, sino que los incrédulos
tramaron (al igual que hicieron respecto a Muhammad seis siglos más tarde)
matar a Jesús, pero Dios tenía un plan mejor para él y para sus seguidores, tal
como nos cuenta el Corán en los siguientes versículos:
«Pero cuando Jesús
percibió su incredulidad dijo: '' ¿Quiénes son mis auxiliadores en la vía que
lleva a Dios?" Los apóstoles dijeron: " Nosotros somos auxiliares de
Dios. Creemos en Dios; ¡sé testigo de nuestra sumisión! ¡Señor!, creemos en lo
que has revelado y seguimos al Enviado. Inscríbenos, pues, entre los que dan
testimonio. " E intrigaron y Dios intrigó y Dios es el mejor de los que
intrigan. Cuando Dios dijo: "!Jesús! Voy a llamarte a Mi, voy a elevarte a
Mí, voy a librarte de los que no creen. Y haré que tus seguidores estén por
encima de los incrédulos, hasta el día de la Resurrección. Luego, volveréis a
Mi y decidiré entre vosotros sobre aquello en que discrepabais. En cuanto a los
que no creen, los castigaré severamente en esta vida y en el Más Allá. Y no
tendrán a quienes les auxilien.» (3:52‑56.)
Tal como indican los
versículos anteriores, Jesús fue ascendido al cielo antes de morir. Esto
significa que, de acuerdo con el Corán, no fue crucificado.
El plan de los enemigos
de Jesús era el de darle muerte en la cruz, pero Dios le salvó y en su lugar,
fue crucificado otra persona. El Sagrado Corán considera que esta trama y la
falsa acusación en contra de María son una demostración patente de la
incredulidad de los judíos. Todo ello queda clarificado en la siguiente cita:
« Y por su incredulidad
y por haber proferido contra María una enorme calumnia, y por haber dicho:
"Hemos dado muerte al Mesías a Jesús, hijo de María, el Enviado de
Dios".. Realmente, no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció
así. Los que discrepan acerca de él, están sumidos en la duda. No tienen
conocimiento de ello, no siguen más que conjeturas; pues ciertamente no le
mataron, sino que Dios lo elevó a Sí, Dios es Todopoderoso, Omnisciente. Entre
la gente de la Escritura no hay nadie, antes de morir que no creyera en él
(Jesús), y el Día de la Resurrección será testigo contra ellos.» (4:156‑159.)
Ahora bien: ¿quién era
la persona que fue crucificada en lugar de Jesús? El Corán no profundiza en
este punto y no da ninguna respuesta a esta pregunta. Los intérpretes del Corán
han sugerido algunos nombres. Pero se trata siempre de opiniones individuales,
que no se ven apoyadas por el Corán ni por las palabras del profeta Muhammad.
En relación con la
vuelta de Jesús antes del Día del Juicio, esta segunda venida tampoco se
menciona con claridad en el Corán. Sin embargo, los exegetas del Corán
entendieron el último versículo de la cita anterior: «Entre la gente de la
Escritura no hay nadie, antes de morir, que no creyera en él, y el Día de la
Resurrección será testigo contra ellos», como que Jesús volverá, y que todos
los cristianos y judíos creerán en él antes de que mueran. Esta interpretación
está apoyada por palabras constatadas del profeta Muhammad.
PUNTOS A CONSIDERAR
Después de leer este
planteamiento, un cristiano creyente podría decir: «Esto es lo que dicen los
musulmanes sobre Jesús, a quienes siempre hemos considerado como paganos o
infieles.» Pero el punto de vista que presenta el Corán merece como mínimo una
seria consideración por parte de todos aquellos que tienen una verdadera
preocupación por Dios, por la fe, e incluso por el mismo cristianismo, y ello
por los siguientes motivos:
1. El Corán es la última revelación de Dios
y, por consiguiente, la última verdad. Esto quizá no signifique mucho para
aquellos que no creen en el Corán como tal. Sin embargo, la historia del Corán,
la moderna crítica del texto y la investigación científica del contenido de
esta Escritura no dejan en pie duda alguna sobre la verdad que contiene. La
manifestación que se escucha frecuentemente de que el Corán es la palabra de
Muhammad que copió su información de fuentes judías y cristianas, la hacen
personas que no conocen la historia del mundo, del Corán o de Muhammad La
primera traducción al árabe de la Biblia apareció dos siglos después de la
misión de Muhammad. Si a esto añadimos que Muhammad no sabía leer, y la escasez
de libros religiosos en cualquier lengua, fuera de iglesias o templos en el
siglo VI, podremos entender lo absurda que es tal alegación.
2. La singularidad y universalidad del
mensaje de Dios exige que la gente acepte a todos los Enviados de Dios. Si se
rechaza a uno de ellos, esto supondría el rechazo a todos. Los judíos rechazan
la misión de Muhammad; los cristianos rechazan la misión de Muhammad; en cambio
los musulmanes los aceptan a todos, pero rechazan las interpretaciones
históricas incorrectas, así como las injerencias de elementos humanos en estas
misiones divinas.
3. Obedeciendo al Corán, los musulmanes aman
y respetan a Jesús al igual que aman y respetan al profeta Muhammad. Es más, el
Corán relata algunos de los milagros de Jesús que no figuran en los Evangelios
actuales. Por ejemplo, el Corán nos cuenta que Jesús habló desde la cuna, y era
capaz de decir a la gente qué es lo que comían o atesoraban en sus casas, por
mencionar sólo algunos ejemplos.
4. Es de conocimiento general que la
divinidad de Jesús fue introducida por San Pablo y sus seguidores, y fue
establecida sobre los cuerpos de miles y miles de muertos cristianos a través
de la historia, evocando la conocida sentencia de Castillo: «Quemar a un hombre
no prueba una doctrina.»
5. La elección de los cuatro evangelios
actuales fue ¡ni' uesta en el Concilio de Nicea en el año 325 de la era
cristiana, bajo los auspicios ‑por razones políticas‑‑ del emperador pagano Constantino. Literalmente, hubo
cientos de evangelios y escritos religiosos que se consideraron apócrifos, es decir, libros
de dudosa autenticidad. Algunos de estos libros fueron escritos por los
discípulos de Jesús. Si no eran más auténticos que los Cuatro Evangelios, al
menos tenían igual autenticidad. Algunos de ellos todavía existen, tal como el
«Evangelio de Bernabé» y el «Pastor de Hermas», los cuales están de acuerdo con
el Corán.
6. El concepto unitario que predicó Jesús,
así como su humanidad, no solamente se sostienen por los musulmanes, sino
también por judíos además de algunos primeros grupos de cristianos tales como
los Ebionitas, Ceritianos, Basilidianos, Capocratianos y los Hipisistarianos,
por citar algunas de las primeras sectas. Los Arrianos, Paulicianos y Godos
también aceptaron a Jesús como profeta de Dios. Incluso en la era moderna
existen iglesias en Asia y en África como la iglesia unitaria y los Testigos de
Jehová, que no adoran a Jesús como Dios.
7. La mayoría de los estudios serios de la
Biblia han demostrado que contiene un gran número de adiciones, que no fueron
pronunciadas por Jesús ni por los escritores de los evangelios. La iglesia, tal
como afirma Heinz Zahrnt, «pone en boca de Jesús palabras que éste nunca dijo,
y le atribuye acciones que jamás realizó». Estas son conclusiones a las cuales
llegaron algunos miembros de la iglesia. Sin embargo, se mantienen en secreto,
o únicamente a disposición de especialistas. Uno de ellos, que ha demostrado
que la mayoría de lo que la iglesia dice sobre Jesús no tiene base, es Rudolf
Augustein en su libro Jesús, hijo M hombre (publicado en Alemania en 1972 y
traducido al inglés en 1977.)
8. El problema con el cristianismo actual es
la personalidad de Jesús, que está totalmente mal interpretada. La naturaleza
de Jesús, su misión y su pretendida muerte y resurrección, son todos ellos
puestos en duda por estudios en la materia. Uno de éstos es un libro que se
llama El mito de Dios encarnado, que apareció en 1977 (editado por John Hick) y
escrito por siete eruditos teólogos en Inglaterra. Su conclusión es que Jesús
fue un hombre elegido por Dios, para desempeñar un papel especial dentro de los
designios divinos, y... la posterior concepción de él como Dios encarnado... es
una forma mitológica o poética de expresar su significado para nosotros.
El único pretexto
presentado por George Carey, en sus intentos por refutarlos hallazgos de estos
teólogos, es que a menos que se acepte a Jesús como Dios encarnado, no se podrá
entender la misión de Jesús ni explicar su impacto sobre la gente. Esto es
ciertamente un argumento muy pobre, porque todos los grandes profetas tales
como Abraham, Moisés y Muhammad han tenido todos ellos un tremendo impacto
sobre la gente y ninguno de ellos pretendió que fuera Dios o hijo de Dios.
9. El concepto de la Trinidad no se
encuentra, por supuesto, ni siquiera en la Biblia actual. Existen
manifestaciones que lo niegan, tales como «el Señor nuestro Dios es un sólo
Señor>> (Mateo 12:19), y otros muchos.
10. Vale la pena
señalar que Jesús nunca pretendió la divinidad incluso en el presente texto de
la Biblia. La expresión «hijo de Dios» no puede decirse que proceda del mismo
Jesús. En el «Diccionario de la Biblia», Hasting dice «es dudoso que Jesús lo
usara para sí mismo». En mi lectura de la Biblia, sólo encontré dos pasajes en
Juan, capítulos 5 y 11, donde Jesús utiliza la expresión «hijo de Dios» para
referirse a sí mismo. Esta misma expresión fue también utilizada por otros,
aunque en casos muy limitados. Ahora bien, incluso si el título de «hijo de
Dios» fue usado por el propio Jesús, se de ben recordar los puntos siguientes:
a) Como dijo un erudito de la Biblia: «las
costumbres semíticas jamás habrían permitido tal sentido literal, aunque esa
expresión sería interpretada textualmente en el mundo helenístico de los
seguidores de Jesús.»
b) La palabra griega utilizada en el nuevo
testamento por «hijo» es «pias y piada», que significa «siervo» o «hijo», en el
sentido de siervo, y que se traduce como «hijo» cuando se hace referencia a
Jesús, y como «siervo» cuando se hace referencia a otros, en algunas de las
traducciones de la Biblia (Mufassir, P. 15.)
c) El título de «hijo del hombre», que es como
se designa Jesús a sí mismo, aparece 81 veces en los Evangelios, siendo la
descripción más clara con la que Jesús subraya su humanidad. La interpretación,
clásica dada a este título es que se utiliza para subrayar el aspecto humano de
Jesús. Entonces la cuestión que se plantea por si misma es: ¿subrayan los
cristianos contemporáneos este aspecto de Jesús?
EL PAPA CONTRADICE LA
BIBLIA
El relato tradicional
de la Biblia sobre la crucifixión de Jesús nos cuenta que fue arrestado y
crucificado siguiendo las órdenes e intrigas del gran sacerdote y de los
ancianos entre los judíos. Esta síntesis fue negada en 1960 por la máxima
autoridad cristiana católica. El Papa publicó un manifiesto en el cual dijo que
los judíos no tenían nada que ver con la crucifixión de Jesús. Esto,
definitivamente, contradice la explicación bíblica. Podría decirse, que la
postura del Papa se plantea como un decreto político. Esto está de acuerdo con
lo que dicen los musulmanes: la iglesia había introducido en el cristianismo
numerosos elementos, y estaba influenciada por muchos factores que no solamente
habían hecho cambiar su visión del cristianismo, sino que, en general, están en
contradicción con las formas genuinas del cristianismo.
RELIGIÓN Y CIENCIAS
Los aspectos religiosos
concernientes a Dios, la Biblia y la relación del hombre con Dios, tal como los
presentó la iglesia, obligaron a mucha gente a realizar una elección
desafortunada: la ciencia o Dios. Buena parte de la clase intelectual ha
llegado a la conclusión de que no se puede ser un científico o un intelectual y
al mismo tiempo un cristiano. Por este motivo, numerosos filósofos, científicos
y muchos más perdieron las esperanzas de reconciliar la religión y la ciencia.
Este aspecto se generalizó posteriormente para incluir cualquier religión, como
consecuencia de la influencia de la civilización occidental que era
principalmente cristiana. Todo esto no habría surgido si, desde un principio,
no se hubieran distorsionado o falseado las enseñanzas de Jesús. Tal como se
contempla este asunto en el Islam, no hay contradicción alguna entre la
religión y la ciencia. Los hechos científicos son solamente una de las fuentes
de nuestro conocimiento de Dios. La otra fuente es la revelación, y está
contenida en las enseñanzas originales de Jesús y en el texto del Sagrado
Corán. Tanto la religión como el verdadero conocimiento científico tienen una
misma fuente: Dios. Por tanto, El no se va a contradecir a Sí mismo.
Por este motivo,
conceptos tales como la Trinidad, el hijo de Dios, el pecado original, la
redención, etc., que fueron producto de la distorsión y del mal entendimiento
en la historia del cristianismo, no solamente alejaron a la gente del
cristianismo, sino también de otras religiones.. incluido el Islam, el cual no
tiene porqué verse afectado por estos problemas. Esto se debe al hecho de que
mucha gente cree que el Islam es tan sólo una religión (siendo muy limitado el
significado de esta palabra en los idiomas occidentales), y deberá ser
semejante al cristianismo. Muy poca gente tendrá el interés suficiente por
descubrir la falsedad de esta hipótesis.
LA MISIÓN DE JESÚS
Podría uno preguntarse:
si el Corán niega la Trinidad y la filiación divina de Jesús, ¿cuál fue
entonces, la misión real de Jesús?
De acuerdo con el
planteamiento islámico, Jesús fue un eslabón en una larga cadena de profetas y
mensajeros enviados por Dios, a diversos pueblos y naciones, siempre que
necesitaron alguien que les guiara y, sobre todo, cuando se desviaron de las
enseñanzas de Dios. Jesús fue especialmente preparado por Dios para ser enviado
a los judíos, que se habían desviado de las enseñanzas de Moisés y de otros
mensajeros. Al igual que había sido apoyado milagrosamente por Dios en su
concepción, nacimiento e infancia, también le fueron concedidos otros milagros
para demostrar así que era un Enviado de Dios. Sin embargo, la mayoría de los
judíos rechazaron su ministerio. El Corán nos relata la misión de Jesús en los
versículos siguientes, que son continuación de los citados anteriormente, en
los cuales se comunica a María la Buena Nueva:
«El le enseñará la
Escritura, la sabiduría, la Torah y el Evangelio. Y como enviado a los hijos de
Israel dirá: "Os he traído un signo que viene de vuestro Señor. Crearé
para vosotros del barro la imagen de un pájaro; después soplaré en ello, y con
el permiso de Dios, se convertirá en pájaro. Asimismo, y con el permiso de
Dios, curaré al ciego de nacimiento, al leproso y resucitaré a los muertos. Os
informaré de lo que coméis y de lo que atesoráis en vuestras casas.
Ciertamente, tenéis en ello un signo, ‑si es que sois creyentes. Vengo a confirmar la Torah que me
precedió, además de declararos lícitas algunas de las cosas que os
fueron prohibidas. Y os he traído también un signo que viene de vuestro Señor;
¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! Dios es mi Señor y vuestro Señor. ¡Adoradle,
pues! Esta es la senda recta. "» (3:485l.)
En otro versículo del
Corán, Jesús confirmó la validez de la Torah que fue revelada a Moisés, y
anunció también la buena nueva de la venida de un último enviado. Esto queda
claramente indicado en el versículo siguiente:
«Y cuando Jesús hijo de
María, dijo: "¡Hijos de Israel! Yo soy el que Dios os ha enviado, en
confirmación de la Torah que me precede, y como anuncio de una buena' nueva de
un enviado que vendrá después de mí, llamado Ahmad. " Pero, cuando les
llegó con las evidentes pruebas, dijeron: "¡Esto es una magia
manifiesta!’’. » (61:6.)
El mensajero, del cual
Jesús anunció la buena nueva se cita tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento de la Biblia. En el Antiguo Testamento figuran varias profecías que
únicamente pueden relacionarse con el profeta Muhammad. Citaremos solamente
una, de tantas otras que sólo se aplican a Muhammad. Esta profecía, que fue
dirigida a Moisés, decía que Dios enviará entre los «hermanos» de los
israelitas a un profeta como Moisés, que será un fundador, un líder y un
ejemplo de una comunidad de creyentes. Esto lo leemos en los siguientes
versículos del Deuteronomio, capítulo 18.
«Yo le suscitaré un
profeta de en medio de sus hermanos semejante a ti, y pondré mis palabras en su
boca y les hablará todo lo que yo mandaré. Mas el que no quisiere escuchar las
palabras que hablará en mi nombre, experimentará mi venganza.» (Deut. 18:18‑20.)
Cualquiera que esté
familiarizado con la vida del profeta Muhammad, verá fácilmente que nadie mejor
que él encaja en la descripción anterior. Fue el profeta Muhammad y no Jesús
quien, como Moisés, nació de padres normales, se casó, fundó una comunidad
fiel, estableció una gran ley y murió de manera natural.
Estudiando
cuidadosamente el Nuevo Testamento, se ve que Jesús cita a este mismo profeta
en Juan 14:16,17:
«Y yo rogaré al Padre y
os dará otro Consolador para que esté con vosotros eternamente, a saber, el
Espíritu de verdad.
Más adelante, en la
descripción especifica de este Espíritu de la Verdad y de su papel, podemos
leer en Juan 16:13,14:
«Cuando venga el
Espíritu de la verdad, él os enseñará todas las verdades, pues no hablará de
suyo, sino que dirá todas las cosas que habrá oído y os pronunciará las
venideras. El me glorificará ... »
Los términos de esta
profecía no aseguran la conclusión que usualmente se le atribuye, es decir, que
se refiere al Espíritu Santo. La explicación relativa al Espíritu Santo queda
excluida por un versículo anterior de Juan, que dice:
«Más yo os digo la
verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si yo no me voy, el Consolador no
vendrá a vosotros.» (Juan 16:7.)
De la Biblia se deduce
claramente que el Espíritu Santo solía visitar a los hombres antes y durante la
vida de Jesús. Juan fue reconfortado con el Espíritu Santo antes de nacer, y el
mismo Jesús recibió al Espíritu Santo en forma de paloma.
Las características de
este Consolador, tal como se puede deducir de la profecía, son las siguientes:
1. No vendrá hasta que
Jesús haya partido.
2. Permanecerá para
siempre con los creyentes.
3. Glorificará a Jesús.
4. Hablará lo que él
escuche de Dios.
Estas características
únicamente son aplicables al profeta Muhammad, como demuestra la siguiente
breve observación:
1. El profeta Muhammad fue el único mensajero
que vino después de Jesús., Transcurrió un intervalo de seis siglos entre
ellos. La misión de Jesús estuvo limitada a «las ovejas perdidas de los hijos
de Israel», pero el mensaje de Muhammad fue universal. Esto explica la segunda
característica.
2. Dios solamente quiso que el mensaje del
profeta Muhammad fuera universal y perdurable. Esto está de acuerdo con la
manifestación de que el Consolador permanecerá para siempre con los fieles.
3. Ningún otro profeta glorificó a Jesús
tanto como lo hizo el profeta Muhammad. Los judíos han considerado a Jesús como
impostor y acusaron a su madre de inmoralidad. Trataron de crucificarlo. El
profeta Muhammad glorificó a Jesús como un gran profeta y como la «Palabra de
Dios». El Sagrado Corán le atribuye milagros que no se mencionan en la Biblia.
María, por otra parte, está considerada como la más casta y enaltecida entre
todas las mujeres del Paraíso. De esta manera, Muhammad realmente glorificó a
Jesús.
4. La cuarta característica también se aplica
netamente al profeta Muhammad. El Corán fue revelado al profeta Muhammad a
través del ángel Gabriel. Cuando el ángel terminaba de recitar algunos versículos
del Corán, el profeta Muhammad comunicaba de palabra a sus compañeros lo que
había escuchado del ángel, sin añadir, modificar ni olvidar nada. El Corán
también describe al profeta Muhammad: «No habla por pasión propia. No es sino
una revelación transmitida» (514,5). Si comparamos esto con «no habla por
autoridad propia», vemos la notable semejanza entre las características del
Consolador y las del profeta Muhammad. Estas y otras profecías del Antiguo y
Nuevo Testamento predicen con términos inequívocos la venida del profeta
Muhammad, que es rechazado por los judíos y por los cristianos debido a
malentendidos y prejuicios y no en la base de un cuidadoso estudio de la
Biblia, del Corán, y de modernos hallazgos en el campo de las religiones
comparadas.
EVIDENTES PRUEBAS DE LA
EXPLICACIÓN CORÁNICA
La suposición absoluta
es una de las causas de duda y de la falta de voluntad de mucha gente, en
relación con la aceptación del punto de vista del Corán acerca de Jesús. Y esto
sucede a pesar de que este punto de vista se apoya en:
a) La tradicional historia del cristianismo
que continuó durante tres décadas después de la desaparición de Jesús, como una
secta dentro del judaísmo.
b) Las prácticas de numerosas sectas y
eruditos cristianos a lo largo de la historia del cristianismo.
c) Los hallazgos de numerosos eruditos
bíblicos y de investigaciones científicas, que fueron aplicadas a la Biblia.
d) El instinto de mucha gente (algunos de los
cuales piensan que son cristianos), que creen en un solo Dios, pero no pueden
aceptar a Jesús como Dios o como hijo de Dios.
Vale la pena señalar
que las principales diferencias entre la explicación del Corán y lo que han
encontrado tanto la investigación como los eruditos modernos es que el Corán
dijo lo mismo que dice hoy día sobre Jesús y su misión, hace ya catorce siglos,
y nunca cambió su postura.
MOTIVOS QUE MANTIENEN A
LA GENTE ALEJADA DEL ISLAM
Algunos de los otros
motivos que puedan ser causa del rechazo de los argumentos del Corán son:
a) El prejuicio establecido contra el Islam, producto
de las cruzadas y en buena parte también del conflicto árabe‑israelí en el Oriente Medio.
b) La confusión. Aunque mucha gente no acepta
el cristianismo, tampoco saben dónde está la verdad.
c) Las presiones sociales y la reputación
académica. Mucha gente teme aceptar el Islam porque creen que sufrirían burlas,
se verían alejados de sus parientes y amistades, en el caso de que rechazaran
abiertamente el cristianismo y aceptaran el Islam. A nivel académico,
especialmente entre los orientalistas, si alguien llega a escribir
favorablemente sobre el Islam y el Corán, nadie revisará su trabajo o hará
citas del mismo, y ni siquiera será considerado un trabajo erudito. Incluso
podría autodestruirse profesionalmente. El Washington Post (5 de enero de
1978), informó que en una Universidad de Richmond, el profesor doctor Robert
Alley perdió la cátedra del departamento de religión porque mantenía el punto
de vista de que Jesús nunca pretendió ser el hijo de Dios. Después de realizar
numerosas investigaciones en antiguos documentos que habían sido hallados
recientemente, el Dr. Alley llegó a la siguiente conclusión:
«Los pasajes (de la
Biblia) en los que Jesús habla del hijo de Dios, son adiciones posteriores ...
Esta pretensión de deidad para sí mismo no habría sido coherente con su estilo
de vida, tal como lo podemos reconstruir. Durante las tres primeras décadas
después de la muerte de Jesús, el cristianismo continuó como una secta dentro
del judaísmo. Las primeras tres décadas de la existencia de la iglesia fueron
dentro de la sinagoga. Esto sería increíble si ellos (los seguidores) hubieran
proclamado abiertamente la deidad de Jesús.»
6. Y de cuando Jesús,
hijo de María, dijo: " ¡Oh, israelíes!, ciertamente soy el apóstol de Dios
enviado a vosotros, corroborante de cuanto de la Biblia me precedió y
albriciante de un Apóstol que vendrá después de mí, cuyo nombre será Ahmad
(Muhammad)!" Mas cuando les presentó las evidencias, dijeron: " ¡Esto
es pura hechicería!"
14. ¡Oh, creyentes!
¡Sed los ayudantes de Dios!, como jesús, hijo de María, dijo a los discípulos:
"¿Quiénes serán mis socorredores en la causa de Dios?" Dijeron los
discípulos: " ¡Nosotros seremos los ayudantes de Dios!" Creyó, pues,
una parte de los israelíes y otra negó, y entonces fortalecimos a los creyentes
sobre sus enemigos y salieron victoriosos.
(del Sagrado
Corán.61:6,14)
ISLAM: LA GENUINA
LLAMADA
A pesar de estos
factores y de otros más que no he mencionado, ha habido mucha gente que se ha
rendido ante la verdad. El punto de vista del Islam respecto a Jesús, así como
otros puntos principales, llaman la atención de personas no musulmanas como
algo que tiene mucho sentido, y que aceptan implícitamente sin saberlo. Esta y
otras Características convirtieron al Islam en la religión que más rápidamente
creció en el mundo, a lo largo de toda la historia. Es atractivo incluso para
los fieles cristianos, porque descubren que:
a) El Islam nunca
rechaza a Jesús, sino que más bien lo sitúa en la posición correcta en la larga
línea de Enviados que trajeron la verdadera salvación a la humanidad. En
realidad, el Islam añade una nueva dimensión al conocimiento de Dios, al
carácter profético y a la Revelación.
b) Cuando el
Cristianismo y el Judaísmo (o cualquier otra religión) se contemplan desde la
perspectiva islámica, entonces encajan perfectamente en el marco universal de
la Unicidad de Dios y sus planes para la humanidad. Es más: uno entenderá
claramente porqué hay algunas lagunas o discrepancias en el texto bíblico
acerca de ciertos temas.
c) El Islam se
considera, asimismo, como el eslabón final en la larga cadena de la revelación.
Promete a los seguidores de antiguos credos grandes recompensas, si a su
creencia y su fe anterior añaden la creencia en el Islam. El profeta Muhammad
dijo: «Aquel que haya creído en su religión y después haya creído en lo que me
ha sido revelado a mí, será recompensado doblemente (por Dios).» Es decir, una
vez por creer en su fe, y la otra por reconocer la verdad y creer en el Islam.
En resumen, el Islam
considera a Jesús como uno de los grandes profetas de Dios. Su misión fue la de
predicar la Unicidad de Dios y guiar al hombre hacia su Señor. Jesús jamás
pretendió ser otra cosa que un siervo y un mensajero de Dios. El relato de su
vida y misión que hace el Corán está apoyado en unas pruebas contundentes. Los
musulmanes creen en la segunda Venida de Jesús, y la están esperando. No
regresará como un Dios para juzgar a los cristianos, sino como Jesús, siervo de
Dios. Su regreso servirá para corregir la falsa concepción que la gente ha ido
desarrollando sobre su personalidad y su misión. De acuerdo con un dicho del
profeta Muhammad permanecerá durante cuarenta años que serán los años más
felices de este mundo. Entonces todo el mundo creerá en él como el mensajero,
pero no como el hijo de Dios. Sin embargo, ¿qué será de aquellos que no
alcancen a vivir hasta su segunda venida? ¿¡No harán mejor en creer ahora !?
A continuación se
transcribe una carta que he recibido de una dama inglesa, que no hace mucho
abrazó el Islam, en relación con el tema. Incluyo aquí esta carta por los
siguientes motivos:
1. La autora es una experta en este tema,
como estudiosa de la religión y buscadora objetiva de la verdad.
2. La autora era una cristiana creyente, que
conoce los sentimientos cristianos y las creencias cristianas relativas a
Jesucristo.
3. La explicación que da la autora sobre cómo
los cristianos se fueron desviando de las instrucciones y de la misión de Jesús
resulta bastante plausible, y explica la actual creencia cristiana sobre Jesús.
Quisiera agradecer a la
autora su permiso por incluir su carta en esta publicación:
«... Centrándonos en la
naturaleza de Jesús y María tal como se explica en el Corán, y en el evangelio
del Nuevo Testamento, vemos dos aspectos opuestos: el de la enseñanza cristiana
de que Jesús es el "hijo de Dios", y el del Corán, que deja de lado
todas estas pretensiones. Resulta entonces necesario plantearse la cuestión de
¿por qué fue necesario que los primeros cristianos hicieran tal pretensión
respecto a Jesús, cuando al fin y al cabo él mismo jamás hizo tal pretensión?
»En mi opinión, la
respuesta queda clara si estudiamos las bases de las religiones del Islam y del
Cristianismo. Como musulmanes, basamos nuestra fe en Dios y solamente en El, y
en el Corán, la palabra de Dios revelada a su profeta Muhammad en el cual
también creemos ‑como verdadero profeta del único Dios‑. Muhammad la paz sea
con él, es siervo de Dios, fiel, obediente y totalmente humano,
y sigue siendo el instrumento de los designios de Dios para guiar a la gente de
nuevo hacia El.
»Y ahora, en contraste,
observaremos el cristianismo una religión que no está construida alrededor de
Dios ni de Su Escritura, porque no hubo "Escritura" hasta ciento
cincuenta años después de la muerte de Jesús. El cristianismo se construyó
alrededor de la personalidad del mismo Jesús. Dando cada vez mayor importancia
a su magnética y maravillosa personalidad. No obstante, y siendo incapaces o no
deseando describir a Jesús como profeta, algunos cristianos fueron añadiendo a
su reputación cada vez más atributos. Un hombre que podía realizar milagros, resucitar
a los muertos, curar a los leprosos, curar a los ciegos, todo ello por voluntad
de Dios, es ciertamente un hombre maravilloso, bendecido por Dios, nacido por
la voluntad de Dios para darle culto y adoración. Pero después de su muerte, la
personalidad "mágica" ha de mantenerse viva, y aparece como «hijo de
Dios» para revalorizar así adecuadamente todos sus actos.
»Viviendo en una
sociedad muy influenciada por los greco‑romanos, todos ellos "superhombres", los primeros
intelectuales cristianos tuvieron que verse también influenciados, en sus
pensamientos, por su entorno. El mismo Pablo, uno de los grandes maestros del
cristianismo, era un judío helenizado, que nunca vio ni se encontró con Jesús
durante su vida. Sin embargo, muchos de los dichos de que informa muestran la
influencia de la época en que vivió. El "Señor viviente" era muy real
para él.
»La naturaleza
milagrosa del nacimiento de Jesús también pudo ayudar a dar credibilidad a la
idea de la identidad de Jesús como hijo de Dios. Pero se trata de una filosofia
infantil del tipo 1 + 1 = 2, es decir, Dios sopló en el vientre de María, María
tuvo a Jesús y, por tanto, Dios es el padre de Jesús y Jesús es su hijo.
»Lo que los cristianos
no aciertan a ver y a entender es que en el nacimiento y concepción de Jesús
vemos una revelación' delicada y milagrosa de la bondad de Dios.
»Tanto el Corán como en
los escritos cristianos nos dicen que María era una joven mujer de excepcional
pureza, tanto de mente como de cuerpo, traída al mundo y dedicada ya como una
bendecida sierva de Dios mientras estuvo a su servicio en la sinagoga, de
manera que ella misma podía realizar pequeños hechos "rnilagrosos"
por voluntad de Dios. Resulta entonces muy natural que habiéndola elegido Dios
para que fuera el vehículo a través del cual su nuevo profeta naciera en la
tierra, eligiera también un medio mediante el cual no quedara tacha alguna en
su bendita pureza. Ella sirve a Dios, pero al hacerlo, El, con Su infinita
bondad, conserva la preciosa pureza de ella. Esto, ciertamente, no necesita de
ningún embellecimiento, ninguna pretensión de "filiación" de Dios.
Creación de Dios, sí, pero no hijo por paternidad. Esto, obviamente, no es la
intención.
»El hecho de que
transcurriera tanto tiempo antes de que se escribieran las palabras o
enseñanzas de Jesús, permitió también que la "tradición oral",
mediante la cual se fueron transmitiendo, modificara sustancialmente el
original. No obstante, a través de los tres evangelios sinópticos (el de Juan
fue escrito el último y obviamente está lleno de dogma religioso), Mateo, Lucas
y Marcos presentan, a pesar de cualquier modificación, una imagen de Jesús con
una personalidad tranquila pero magnética, un profeta inspirado por Dios con un
gran amor a toda la humanidad, enviado para avivar nuestra conciencia de Dios,
en. todos los aspectos de la vida; Jesús trata de abrir nuestros ojos y
nuestros corazones a una mayor presencia de Dios, una valoración altruista de
nosotros, desde nuestros pensamientos hasta nuestras acciones, y para aumentar
la fe y la confianza en Dios. Únicamente haciendo esto, mediante la fe y la
confianza sencilla de un niño, llegará el reino de Dios a la tierra‑. Esta idea se repite
numerosas veces en muchos de los dichos que se le atribuyen. Su proximidad a
Dios fue evidente, por la fuerza que logró de la oración, y por el poder que le
fue concedido por Dios para realizar milagros. Pero con toda su fuerza y al
realizar los milagros de Dios, JAMAS se proclamó asimismo hijo de Dios. En el
sentido que Jesús da a la palabra «hijo», somos todos hijos de Dios, sus hijos
e hijas, aquí en la tierra, y como a tales Jesús enseñó a la gente a rezar
«Padre nuestro que estás en los cielos».
De toda la cantidad de
palabras que dijo o que debe haber dicho en sus enseñanzas, solamente han
quedado registradas una cantidad mínima y no todas ellas fiables. Jesús pareció
ocuparse principalmente de los pobres, de los oprimidos, de los marginados, de los
enfermos, y no fue tolerante con la «hipocresía» religiosa mojigata y sin
sentido de los llamados «píos». Su llamada se dirigía a los corazones de los
hombres, y su lema era la humanidad y el amor. ¿Tuvo la intención de establecer
una iglesia? Yo creo que sí, pero no en el sentido en el que vemos la iglesia
hoy día, Jesús fue práctico al mismo tiempo que era espiritual. Yo creo que él
quería crear una sociedad de personas cuya fe en Dios les uniera entre sí, con
independencia de razas o creencias, en una relación de amor familiar bajo las
directrices de Dios. De sus enseñanzas no resulta evidente que se viera
asimismo como una gran luz que brillaba en este proceso, sino más bien tendía a
considerarse como una herramienta en manos de Dios.
»Al elevarle a unas
alturas increíbles, los primeros seguidores cristianos tuvieron que cargar con
unos problemas sin fin de explicar teóricamente la crucifixión, y de allí viene
la doctrina de los siervos que sufren, sacada de los antiguos textos judíos,
mencionada en Isaías, la doctrina del Sacrificio por los pecados de la
humanidad, y la consiguiente exclusividad de Jesús, que es muy importante para
los primeros cristianos. Un pagano podría tener igual fidelidad a muchos
'.'dioses", pero en el cristianismo esto no podía ser; SOLAMENTE teniendo
fe en Jesús puede el cristiano esperar o tenerla salvación, SOLAMENTE aceptando
su muerte por los pecados del hombre, y SOLAMENTE creyendo en su resurrección
(porque como hijo de Dios, Dios le tiene que volver a elevar hasta Sí), el
cristiano podrá tener esperanzas en alcanzar el paraíso. Cualquier otra senda
está muerta, aunque esto sitúa a Jesús de forma absoluta entre Dios y su gente,
siendo ésta una posición que jamás ocupó durante su vida en la tierra.
»Unas y otras doctrinas
van entrelazándose, y en la historia de la iglesia encontramos innumerables
reuniones, teorías y argumentos sobre la naturaleza de Jesús que, de hecho,
ahora se ha convertido menos en una realidad tangible que en un ser
semiespiritual y ajeno a este mundo, envuelto en innumerables doctrinas y
dogmas, y que está ciertamente muy lejos de la personalidad sencilla y
bondadosa a la cuaI Dios dio tanto poder, con el fin de que pudiera llevar
conciencia a su gente. ¿Acaso la iglesia no ha frustrado el propio objetivo de
Jesús, la sencillez?
»En la
"Trinidad" ‑el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,‑ quizá encontremos la culminación de aquellos esfuerzos de buscar una "suprernacía" convertida en
una expresión religiosa, alcanzando un enigma que pocos cristianos pueden
explicar adecuadamente hoy día.
El Espíritu de Dios es
tan real en los días de Moisés y de Abraham como en la época del profeta
Muhammad (la paz sea con todos ellos). No es necesario encerrarlo en los
confines de un triángulo hecho por el hombre. Tampoco Jesús se asoció con
ninguna teoría de esta clase.
Es triste contemplar
que, con la venida del Islam, los cristianos creyeron ver la llegada del
''falso profeta" o anticristo, del cual se habla en el libro de la
revelación de Juan (Nuevo Testamento.). Y es más triste aún que se ofreciera a
los nobles, que organizaron la segunda cruzada contra los musulmanes, una copia
de un Corán traducido para que la leyeran, y la desecharan. Es triste porque
refleja una actitud hacia el Islam que sigue viéndose hoy en día, que se ha
mantenido viva en la historia de las cruzadas y que está basada en la total
ignorancia. Es ahora cuestión de los musulmanes el afianzar su fe, y que los
cristianos al menos estén dispuestos a conocer el auténtico significado del
Islam. Estoy segura de que para muchos, el Islam y sus enseñanzas serán como un
arroyo fresco de la montaña en el desierto para las abrasadas almas de los
muchos que buscan la verdad.»
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