Fuerzas militares del apartheid sionista de Tel Aviv ejecutaron a sangre fría, el viernes, a una mujer embarazada palestina cerca de la Mezquita de Ibrahim (P), en el sur de la ocupada ciudad palestina de Al-Jalil, mientras un número de testigos presenciales refutaron las afirmaciones militares de que se habría tratado de un intento de ataque con arma blanca.
La mujer palestina, identificada como Sara Daoud Ata Tarayra, de 27 años de edad, de la ciudad de Beni Neim, cerca de Al-Jalil, estaba casada y embarazada de varios meses, y murió en la entrada de la mezquita de Ibrahim (P), en la zona H2, de la ciudad.
Los testigos dijeron que una mujer soldado ordenó a la mujer que la acompañara a una habitación con el fin de chequearla, cuando la soldado la roció directamente a la cara con spray de gas pimienta, que fue, naturalmente, el detonante para hacerla huir del soldado antes de que otros soldados le dispararan varias veces y la asesinaran a pocos pasos del lugar.
Al informe se añadió que el ejército de ocupación israelí no tenía ningún motivo o justificación para disparar a la joven mujer embarazada, y que podrían haberla reducido fácilmente, sin necesidad de recurrir al fuego letal.
Los soldados de ocupación sionistas también le impidieron a los médicos palestinos de la Media Luna Roja Palestina que se acercaran a la mujer herida, y ella murió desangrada por sus heridas y falta de asistencia sanitaria poco después.
Más tarde los soldados del apartheid de Tel Aviv colocaron sobre su cuerpo sin vida un plástico negro, antes de que una ambulancia israelí se la llevara hacia un lugar hasta ahora desconocido.
Los testigos dijeron que una mujer soldado ordenó a la mujer que la acompañara a una habitación con el fin de chequearla, cuando la soldado la roció directamente a la cara con spray de gas pimienta, que fue, naturalmente, el detonante para hacerla huir del soldado antes de que otros soldados le dispararan varias veces y la asesinaran a pocos pasos del lugar.
Al informe se añadió que el ejército de ocupación israelí no tenía ningún motivo o justificación para disparar a la joven mujer embarazada, y que podrían haberla reducido fácilmente, sin necesidad de recurrir al fuego letal.
Los soldados de ocupación sionistas también le impidieron a los médicos palestinos de la Media Luna Roja Palestina que se acercaran a la mujer herida, y ella murió desangrada por sus heridas y falta de asistencia sanitaria poco después.
Más tarde los soldados del apartheid de Tel Aviv colocaron sobre su cuerpo sin vida un plástico negro, antes de que una ambulancia israelí se la llevara hacia un lugar hasta ahora desconocido.
En los últimos dos meses ésta es la cuarta mujer embarazada palestina martirizada por el cobarde ejército de ocupación israelí en territorio palestino. Nosotros podemos darle fin a esta tiranía si nos levantamos unidos en solidaridad con los palestinos.
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